a.
Localización
La
generación de 1927 se caracteriza por conjugar a varios poetas y artistas cuyo
periodo de actividad está caracterizado y profundamente marcado por la guerra
civil española, y que por varios motivos tuvieron que permanecer en España a
pesar de la poca o nula afinidad con el régimen franquista, Federico García
Lorca se encuentra en la corriente denominada pluralista o neo pluralista, terminó
referente a una característica particular en la métrica poética o lírica más
bien tradicional. Esta generación del veintisiete, se caracteriza en la
actualidad por la amistad y camaradería de varios de sus miembros, por ejemplo
la relación de Rafael Alberti, Federico García Lorca y Emilio Prados, quienes
incluso vivieron juntos de jóvenes hacia el año 1924. Lazos de amistad como
estos se mantuvieron en pie incluso luego de la cruenta guerra civil española y
produjo, durante toda la existencia de la generación un intercambio natural de ideas
ya fuese directamente o por medio de la correspondencia. El surgimiento de esta
generación literaria se produce en 1927 durante la conmemoración centenaria de
Góngora en la ciudad de Sevilla a pesar de las afinidades personales anteriores
de varios autores y artistas de dicha congregación por ejemplo en la
publicación de material en importantes revistas hasta la aparición de órganos
de difusión propios, como fue la revista litoral, revista distribuida por
Altoaguirre en cooperación con varios miembros de la generación de 1927 y
dirigida a un público minoritario. En cuanto a los aspectos prácticos, la
generación del veintisiete se caracteriza por una confianza ante el arte como
principio de creación y profundización de la vida, este último principio se conoce
como la “conciencia artística”. También se destaca la deshumanización plasmada
en el desprecio del sentimentalismo. Finalmente, podemos señalar que la Generación
de 1927 siempre siguió dos tendencias fundamentales, por un lado la pureza y
por otro el tradicionalismo de la literatura Española.

La
obra trata sobre una familia más o menos adinerada en un pequeño pueblo
español, donde una madre se esmera constantemente por limitar y reprimir a sus
hijas luego de la muerte de su padre forzándolas a vivir un luto de 8 años en
contra de su voluntad. Esta represión, causa en las hijas, especialmente en la
menor un profundo deseo de libertad e independencia, lo que se ve plasmado en
las actitudes sexuales y femeninas de las jóvenes.
El primer acto de la casa de Bernarda Alba corresponde
a una introducción y fijación general de las principales temáticas de la obra.
Comienza con el final del velorio del marido de Bernarda Alba y presenta a modo
de contextualización los puntos de vista de las criadas de la familia, quienes
presentan su repudio frente a la imagen autoritaria y violenta de Bernarda Alba
hacia quienes la rodean. Este repudio generalizado se verá exaltado ante la
imposición del encierro hacia sus hijas que paulatinamente desarrollan un
pesimismo y una profunda tristeza frente a su falta de libertad impuesta por su
madre. El fragmento representa de buena manera esta soledad y tristeza de las
jóvenes en conjunto con el pesimismo impregnado en la imagen femenina sometida
de la época.
Martirio, Amelia y posteriormente Magdalena entablan un diálogo cargado de pesimismo y
tristeza, no se presentan dispuestas a superar la violencia e imposición
autoritaria de su madre Bernarda a diferencia de su hermana menor Adela, que
representa la rebeldía y la resistencia ante dicha tiranía.
b.
Tema: El tema del fragmento corresponde al pesimismo de las
hijas de Bernarda Alba, transcrito en la soledad y en conjunto con elementos
culturales de la España previa a la Guerra civil.
c.
Estructura: El fragmento consta de 59 líneas en total y corresponde
a un dialogo entre tres hermanas. Se
divide en tres apartados.

e.
Análisis por línea:
Desde las primeras líneas del fragmento, se pueden
identificar diversos recursos literarios que enfatizan el mensaje temático de
la obra, en las líneas número tres y cuatro se fija el tema del primer apartado
Amelia y Martirio conversan en un tono tremendamente pesimista sus condiciones
actuales. Martirio menciona en la cuarta línea que hace las “cosas sin fe, pero como un reloj”, esta frase incluye una
comparación referente a la sumisión de las hermanas ante el pesimismo reflejado
en el resto de la frase. Se observa más adelante una pregunta retórica
realizada por Amelia que refleja el dialogo femenino común como antesala a la
próxima hipérbole en la línea número ocho que exalta la desdicha femenina,
incluida en el tema del primer apartado. Lo anterior se ve exaltado más
adelante en la Personificación hiperbólica dicha por Amelia en referencia a la
crítica frente a la imagen femenina de la época. Se señala la temática
principal de la obra, el miedo generalizado a la figura de Bernarda Alba que
implícitamente representa la figura masculina imponente de la época, las
puñaladas del asunto personifica en dolor y el resentimiento de la mujer
forzada y limitada provocado por la figura masculina, en este caso, el padre de
Adelaida quien se casó con una mujer que murió de loca, esa última
característica corresponde a un hipérbole en representación de la condición de
culpabilidad femenina o en otras palabras la responsabilidad de la mujer
impuesta por el culpable legítimo.
Ya en el segundo
apartado, tras una prolongada intervención de Martirio analizada anteriormente,
el enfoque temático del dialogo entre las dos hermanas pasa de ser el pesimismo
propio a ser una crítica a la figura machista e injusta de la época, enfoque
temático definido en las primeras dos líneas del segundo apartado. Martirio, a
diferencia de su hermana Amelia utiliza caracterizaciones y un lenguaje más violento
y resentido frente al símbolo de imposición masculina mientras Amelia mantiene
una postura retraída y pasiva
prevaleciente en grandes pasajes de la obra. Esta violencia y
resentimiento correspondiente a la postura de Martirio se ve plasmada de especial
manera entre las líneas veintisiete y treinta, donde declara en un comienzo lo siguiente, “Es preferible no ver a un hombre nunca”,
clara referencia hiperbólica a la distancia de su familia ante la figura del
hombre, característica resaltada por la
repetición de la palabra miedo, donde se suma a dicha distancia familiar una
postura personal de Martirio. Finalmente, se observa otra hipérbole con
respecto a la misma distancia de la familia ante la imagen masculina. Amelia
contradice a su hermana Martirio, intenta convencerla de que es muy categórica
en su pesimismo, pero no obtiene buenos resultados y acaban por compartir una
opinión crítica de la imagen masculina egoísta y aprovechadora, situación
marcada por una metáfora (cosa de lenguas) durante la defensa del argumento por
parte de Martirio y finalmente, una frase hiperbólica que resume de cierta
manera el descontento y resentimiento de las jóvenes ante la injusticia
impuesta por la imagen masculina, esta frase hiperbólica contiene una
comparación que enfatiza de forma violenta la imagen de la mujer de la época
frente a la mirada del hombre dominante.
Finalmente, la entrada de Magdalena en la línea treinta y nueve abre el
tercer y último apartado donde prevalece el pesimismo y la desgracia femenina plasmada
particularmente en la nueva integrante de la conversación, Magdalena. En la
línea número cuarenta tres se exalta este pesimismo y la postura impotente de
Magdalena que de cierta manera rompe el esquema tímido y sumiso de sus hermanas,
entre las líneas cuarenta y tres y cuarenta y ocho realiza una declaración de
tristeza y nostalgia ante el pasado y presenta su des conformismo y pesimismo
ante su escenario actual incluyendo una hipérbole al finalizar sus dichos en
referencia a su impotencia frente a la vida. Finalmente, reitera su posición a
pesar de la intervención incluso religiosa de sus hermanas, que constituyen una
de las temáticas generales de la obra.
f.
Conclusión:
En base al análisis y a la contextualización del
fragmento, se confirma el carácter trágico de la obra en referencia al género
correspondiente a la tragedia Griega, el cual siempre finaliza con la
imposición del destino inevitable sobre el ser humanos a pesar de sus esfuerzos
y condiciones. En este caso las hijas de Bernarda Alba representan la voluntad
y el esfuerzo de los humanos por sobreponerse a la adversidad que finalmente
termina por imponerse y provocar un trágico desenlace. Particularmente este
fragmento enfatiza el carácter pesimista y triste de tres de las hermanas, sometidas
a la voluntad de su madre, Bernarda, que representa tanto la imagen masculina
de la época como la posición insuperable e inevitable del destino de las
personas. Además, debido a cierto carácter religioso en las intervenciones de Amelia y Martirio en conjunto con la
intervención nostálgica de Magdalena en el tercer apartado, se plasma de manera
consistente el objetivo o ideal literario de la generación del veintisiete que
plantea una restauración de la cultura clásica española.